'RadioChatPuntoCom' inició como una Programación en Vivo presentando una revisión de cuatro programas de hora y media cada uno, sobre la obra de uno de mis grupos de rock favoritos: Jethro Tull en abril del 2001.
Para el mes siguiente, ya en martes, continué con los grupos de folk europeo más representativos y para junio, ya en miércoles, pedí que quedara fija esta programación en una rara variante: tenía un día y un horario fijo sin ser programa y en los tiempos de programación del programador que le tocará los miércoles, o de otra forma quedó como un programa que, por ser programación musical, no se pagaba. Entre otras cosas 'RadioChatPuntoCom' no tuvo rúbrica.
De tal forma que, por esquema, bien podría asemejarse a'Los Sonidos del Desván' (hoy 'Las Mil Sesenta Posibilidades de la Radio') que, sin una continuidad temática, producimos los programadores musicales en Radio Educación. Es decir, las posibilidades eran ilimitadas.
En esto último radicaba la escencia de RadioChat, un caldero maravilloso para la experimentación radiofónica. Pese a las limitaciones técnicas de la estación entonces (y que siguen privando hoy en día) pudimos sacarle provecho al formato al poder cambiarlo todo el tiempo.
Utilizar una amplia gama de posibilidades a nuestro alcance (Salas de chat, correos electrónicos, teléfonos en cabina, enlaces nacionales e internacionales, correo normal nacional e internacional, invitados en vivo, dispositivos de almacenamiento externo, entre otros) facilitaba la selección temática no lineal.
Para el mes siguiente, ya en martes, continué con los grupos de folk europeo más representativos y para junio, ya en miércoles, pedí que quedara fija esta programación en una rara variante: tenía un día y un horario fijo sin ser programa y en los tiempos de programación del programador que le tocará los miércoles, o de otra forma quedó como un programa que, por ser programación musical, no se pagaba. Entre otras cosas 'RadioChatPuntoCom' no tuvo rúbrica.
De tal forma que, por esquema, bien podría asemejarse a
En esto último radicaba la escencia de RadioChat, un caldero maravilloso para la experimentación radiofónica. Pese a las limitaciones técnicas de la estación entonces (y que siguen privando hoy en día) pudimos sacarle provecho al formato al poder cambiarlo todo el tiempo.
Utilizar una amplia gama de posibilidades a nuestro alcance (Salas de chat, correos electrónicos, teléfonos en cabina, enlaces nacionales e internacionales, correo normal nacional e internacional, invitados en vivo, dispositivos de almacenamiento externo, entre otros) facilitaba la selección temática no lineal.
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